El conocimiento de la poesía


El conocimiento de la poesía

* Prólogo a la edición de La sombra del silencio, abril 2011.

Entre los alumnos que entraron en el curso 2004/2005, me llamó la atención un niño rumano rubio, menudo, pecoso y sonriente, con una inquietud y un nerviosismo evidentes. Cuando hablaba, todas las palabras brotaban rápidas, desordenadas, atropelladas y, en algunas ocasiones, ininteligibles. Pasaron los cursos, Daniel, totalmente integrado, mejoró la expresión y, sorprendentemente, descubrió la poesía. Lo hizo a través de las clases de Lengua, de la Biblioteca, del amor y de la lectura y comenzó a componer poemas partiendo de su propio sentimiento e inspirado en un gran poeta rumano, Mihai Eminescu, en Bécquer y Neruda.
Un día conoció en profundidad a Bécquer. No olvidaré el momento en que al leer y analizar la Rima I su cara se iluminó; por fin había descubierto la esencia de la poesía, ese “himno gigante y extraño” que todos tenemos dentro, pero que no todos sabemos exteriorizar porque apenas hay palabras para expresarlo. Entonces comprendió que él tenía el don del poeta, él sí podía decir con palabras hermosas todo lo que le surgía del alma.
Este poemario es el testimonio de su inquietud lírica, el resultado de una búsqueda de formas y de belleza. Su poesía es sentimiento, intensidad abstracta que muestra al lector todo su abismo del alma. Los temas del amor, la madre, el recuerdo de un ser querido, su tierra, la muerte, están tratados con una profundidad y madurez impropias de su edad, llenos de fuerza y con muchos aciertos formales.
No puedo acabar estas líneas sin expresar mi agradecimiento. Profesionalmente, porque contadas veces se transmite emoción y entusiasmo en el aula, y concretamente al tratar la poesía, y con Daniel me ha ocurrido. Personalmente, porque en un momento crítico de mi vida, consiguió con la poesía “No lloréis” pacificar mi ánimo.
Daniel, aunque tu obra es muy buena, no olvides que acabas de empezar y el camino puede resultar arduo, pero persevera y piensa que el triunfo también está en uno mismo. Mucha suerte.

Carmen Gómez Espí. Abril, 2011.